lunes, 4 de julio de 2011

INCRÉDULOS

Ese fino hilo de seda tirante
entre las manos de dos idiotas,
que no quieren quebrarlo,pero tiran,
y van tensando, y sembrando.

Siembran semillas insignificantes
en tierras áridas, otras fértiles,
unas crecen, otras caen al olvido,
pero siempre queda alguna viva.

En este juego de guerra y picaresca,
en esta tramoya que tapa certezas,
será el riesgo de asomarse al abismo,
de desafiar al amante opuesto.
¿chi lo sa? Pero duele y hiere.

Otras veces el hilo es tirado por el miedo,
el que da volver a ser herido, de nuevo,
o, simplemente, para curarse en salud,
del por si acaso me ocurre algo.

Esa hebra casi invisible, deshilachada,
que cuelga del jesey destejiéndolo,
en silencio, y con paciencia,hasta quebrarlo,
y, cuando la ves, ya es tarde para arreglarlo.

Ya esta roto, ya creció la semilla,
ya vuela el cuervo por encima,
esa nube ya cubrió el cielo,
y cae la noche fría a destiempo.

Y, ya no hay vuelta atrás, lo mató,
donde un día hubo amor, hoy defunción,
al romperse esa fibra y crecer malas hierbas,
no es excusa un sin querer, no alivia,
ya no sirve un vil perdón,
cuando de la confianza se rompe el hilo
por sus grietas salen dudas,
y el respeto que del pelo pendía,
cae al suelo y se hace trizas.

Entonces la distancia es un recurso,
más que útil, salva vidas;
es la más cercana al olvido,
y la reparadora venda de la herida.

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