martes, 27 de abril de 2010

PLATOS ROTOS, ROPA SUCIA

Te abrí las puertas de mi alma,
te mostré mis versos mal escritos,
y quisiste al momento que te diera
unos propios, unos tuyos.

Te conté que un verso era la sangre
que fluía de mi pluma sajada
cada vez que se hirió el alma
y pediste tener el tuyo propio.

Pues bien este es el que ganaste,
esta es mi sangre convertida en poesía,
aquí esta el dolor que me dejaste,
de traición, de platos rotos, de agonía.

Estos versos van con rabia y melancolía,
son los tuyos, son los nuestros, son sentidos.
Son las puertas que a tu paso cerraste,
las ruinas de mi mundo destruido,
loco, ciego y solo me descubro.

Amanecí otro día mas con tu recuerdo,
aferrado a mi corazón como una lapa
en un día triste y soleado; raro.
Porque me dueles en poco tiempo?
Porque te quiero sin amarte?

Y las respuestas a mis preguntas
se resumen solo en interrogantes.
Será que solo quedan platos rotos,
sábanas sucias y olor a sexo.

lunes, 26 de abril de 2010

Respuestas sin preguntas

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Respuestas sin preguntas

Se perdieron las caricias en el viento,
volaron los besos malgastados,
evaporadas las lágrimas y caducadas,
no me explico porque aún me dueles,
odio tener que ignorarte, no tenerte.

Me sonrojo mientras pienso que te amaba,
que en mi corazón te dí cobijo,
al que pisaste con despecho y rencor,
al que tiraste a la basura, no lo entiendo.

Como no entiende un crío las palabras,
como no comprende el alma de que sirve,
permanezco sin respirar, por no llorar,
indefenso ante tu inquieto desprecio,
despistado como un guiri en Soleares.

Violaste mi corazón y fruto de ello,
nació un sentimiento maltrecho y desgarbado,
creció escondido, callado, desapercibido,
pero fue madurando silencioso, disimulando,
y me cogió por sorpresa y por la espalda.

No recuerdo que fue lo que de ti me atrajo,
serían tus azules ojos, tu calor o mi frío.
No se por que nuestros cuerpos se imantaron,
no sé porque te quise,
ni por que no consigo olvidarte.

Crecen los días y no mengua tu olvido,
adherido a mi alma cual ventosa,
crece el sufrimiento, y se desangran,
las palabras no dichas, pensadas, mudas.

Digamos que perdí y tu ganaste,
digamos que perdimos ambos,
quedamos en tablas por no saber amarnos.