jueves, 3 de enero de 2013

RECICLANDO



Después que la arena del reloj se gastó,
tras las vivencias buenas y malas pero asumidas,
a posteriori de la historia mal rematada,
quedan lecciones desaprendidas,
enseñanzas que se tatúan sin consentimiento,
imborrable y permanente tinta inyectada en la piel.

Evitaba el odio obvio que habitaba en la vida,
pues pirografiado lo luciré en mi piel para siempre,
y donde brilla más esa esencia es en mi actitud.
No renuncio a ellas, son subconscientes enseñanzas
que condicionarán mi incierto porvenir, me rayarán el alma.

No evado mis irresponsabilidades, no las rehuyo ni temo,
aunque sí me asusta el cambio que puedan provocar,
no seré malagradecido y aprenderé de las maldades,
no renunciaré a lo que el camino me obligó a asimilar
porque , en el fondo sé, que de algo servirán.

No me avergüenzo de haber sufrido ni soñado,
no me arrepentiré de haber querido cambiar el mundo,
empezando por ti, no me de-construiré,
no seré un tránsfuga de mi mismo;
no pecaré de fracasado estudiante
no acallaré los gritos de mi alma,
corazón callado no vale nada,
pero vida malvivida , adoctrina corazón.

Me reservo los insultos a una bruja dirigidos,
y asumo las cicatrices como directrices,
que encaminan mi destino hacia la rueda
en la que el azar provoca giros imposibles;
imposible puede ser resucitar, pero no malvivir.

Y aunque el destino se me antoje indefinido
yo le adjunto un clan, y le llamo clandestino.
Lo que resta es callar la memoria y enterrarla
para no acuñar ensañados sentimientos
osea de mañana en adelante nada será imposible,
lo que posibilitará la aparición de mojadas sirenas,
y que sus dulces cantos me rescaten de aguas turbulentas.


A una sirena que escucho poco pero sueño mucho.