miércoles, 20 de julio de 2011

Rompiendo tratos con mentiras

Hicimos tratos con mentiras,
tu, las tuyas, yo, ninguna.
Propuse con palabras evitar actos,
no cumpliste y yo perdí,
me enseñaste con 25, 31,
o los que debería haber cumplido,
te creí y me volviste a despistar,
me humillaste de nuevo una vez más,
y de haberlo sabido hubiese marchado,
escapando por calles de único sentido,
y sin salida como el peor de los olvidos,
jugamos con fuego y ardimos,
mi nave se hundió en tus labios,
tus besos se perdieron por el camino,
lágrimas tardías de perdedor engañado,
y, aunque tú no lo sepas,
o no quieras tan siquiera reconocerlo,
me creí tus promesas como un bobo,
y dejé que la calma del incauto,
tejiera el jersey de un amor inventado.
Creí que tus verbos eran premisas,
con finalidades cuestionables pero nobles,
pero a veces se me olvida que te quería,
y a ti, se te olvida que te amé.
Promesas y premisas, palabras en venta,
mentiras que son cenizas de aquel amor,
cenizas de cenicientas inconclusas,
horarios disparatados pero tan sentidos,
que sé que nunca te arrepentirás,
porque al menos lo intenté,
expuse mis labios a tu cansada piel,
y recogí incómodos silencios telefónicos,
muertas citas inexistentes, sólo promesas,
nunca en papel, siempre verbal,
pero, a mi pesar te creí,te amé,
y, a tu pesar, te marqué, te desquicié,
pero siempre, siempre, infinitamente,
cumplí la promesa que tu mentiste,
prefiero escribir ciertas palabras íntimas
que decirlas a la cara con cara de idiota,
mientras las lees piensas y me recuerdas,
diciéndolas ríes, lloro, y tu te partes,
todo para, al final, acabar.
Acabar con esa ingrata soledad,
prescindiendo de adornos floridos,
de dolores estampados en la frente,
para acabar sin ti, yo,
y sin mi , tú.

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