Estuve ciego, no quise mirar, se me
cegó el alma,
sin perro guía , ni luz alguna, me
guié por la oscuridad,
a ciegas, a tientas, a locas, y no
llegué a ninguna parte.
Dejé apagar la llama, dejé que me
poseyera el monstruo.
Y hoy navego entre mis lágrimas, y
entiendo las tuyas,
y el amor me dio miedo, y lo disfracé
de silencios y de drogas,
pensé que ya nada me hacía daño, y
te fuiste tu,
y lo vi claro, nunca había querido a
nadie como a ti.
No sé si llego tarde, no sé si hay
algún fuego que apagar,
o avivar, no sé nada del futuro, si
estarás en el o no,
yo sólo deseo que estés, no puedo
pensar en otra cosa,
sólo deseo que depare lo que depare
este cruel destino,
tu sigas junto a mí, que tu piel sea
la sábana de mi cama.
Soy despistado, poco detallista, mal
observador,
o eso pensaba, porque ahora te veo
y distingo hasta el último de los
pétalos que vistes,
flor de la vida, flor de la noche,flor
de mi alma.
El perdón llega tarde como su iluso
poseedor,
la vida corría mientras el idiota se
engañaba ,
el tiempo fue haciendo herida, también
llamado olvido,
y he aquí un imbécil perdedor, cuya
única medalla
aguanta entre los dientes , por rabia,
no por fotogenia.
Sé que te fuí dejando marchar, sé
que no quise ver,
sé que me dejé llevar, por el vicio y
por el bicho,
y ahora padezco mis consecuencias, pero
llevan a ti.
La consecuencia de todo somos los dos,
y consecuentemente quiero restablecer
el amor,
que dejé de regalarte, aunque
estuviera ahí, enterrado.
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