sábado, 28 de abril de 2012

vacunas

SIN VACUNAS

La vida discurre insensata por sus vias
de doble, triple e infinitos sentidos.
Cuando el clavo en el zapato se despega
te permite caminar a trompicones
entre los despojos que huyeron aquel día.

Y este ánima carente de ánimo alguno
erráticamente camina para olvidarla
pero como la lluvia inoportuna de abril
vuelve a aparecer disparando palabras
al oído con destino al corazón dormido.

Y la rueda vuelve a girar sin parche alguno
perdiendo vida, dignidad y girones de alma.
En sus ramas vuelve a quedar atrapado
como un pájaro ebrio y muy cansado.
Y la salida ahora está más lejos, o más cerca,
y la entrada al infierno se aproxima sigilosa.

El veneno inunda las venas tupidas
por esta sangre espesa y coagulada
que ya no circula porque ya no bombea
este pútrido músculo quemado con colillas
de rencor y palabras dolientes.

Se codea con sus próximas víctimas
tonteando entre tinieblas y tragos largos
confundiendo al mundo con sus bellas alas
de mariposa venenosa encarcelada en sí misma.

El contagio se produce por contacto
por acercamiento por la espalda a traición
susurrando mentiras que se clavan,
en la nuca, en el rincón protegido.

Y no hay vacunas para el alma
no hay fármacos que acallen alaridos
sin anestesia y a pecho descubierto
te consume como el fuego a un bosque enfermo.

Y despojarse de este virús contagioso,
no es tarea fácil ni remotamente factible
no hay salida, no hay claridad,sólo humo.
Y este cuerpo gastado pide, una luz,
o la oscuridad eterna que lo cubra todo
para no ver,para no soñar, para morir en paz.

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