jueves, 6 de agosto de 2009

BAJÓ EL TELÓN

BAJÓ EL TELÓN

Tras sus cortinas se agazapan putas de barra,
Recuerdos ahogados en licores varios,
Ecos de antiguos rosarios ,
Hombres de tez pálida y raída zamarra,
En este entorno prospera la gente con garra.

Se me alarga el tiempo demasiado,
Y a otros se les hace corto, ínfimo.
Pero el reloj marca lo mismo
Para el rey o el campesino.

Los problemas hacen cola
En la puerta de mi casa,
Y una amable señorita
Con dulzura les da cita.

Si la cartera se silencia
Los amantes se dispersan
Las putas hacen mutis por el foro
Y los amigos se agolpan en los juzgados.

Se avecina una tormenta
Y resisto en mi chabola
Nada mas que el viento me soplará,
Y si tenemos un micra de suerte,
Tal vez me arrastre a mi al horizonte.

Aprendí que una mentira mil veces repetida
Puede convertirse en realidad,
Que una verdad silenciada, se olvida,
Que la esperanza esclaviza a la razón,
Y que el miedo enemista con la felicidad.

Aprendí en la callescuela, me curtí
Entre perros viejos como el mundo,
Y ahora desaprendo lo aprendido,
No digo olvido, digo pasado,
No digo futuro, digo mañana.

Me sorprendo a veces pensando en nada,
Discutiendo con un fantasma
que habita en mi soledad.
Mientras el cancer espere,
Aquí sentadito le aguardaré.

No hay buenos días,
Sólo menos malos,
No hay princesas en mi alcoba
Hay reinas de poker solitarias .
No hay mendigos de amor
Hay rastreros del miedo a la soledad.

Todavía quedan restos de aromas ancestros,
Todavía pulula por aquí una sombra,
Castigándome a cuidar de mi,
Atrevido e incauto ignorante,
El tiempo le trabajará a fuego lento.

Tal vez mi voluntad sea de frágil
Cual pompa de jabón volando
Que al primer roce se rompe,
O mientras nace explota,
Pero disfrazarla de vicio es fácil.

Tengo un ojo en el cogote,
Por eso siempre veo el pasado
Con buenos ojos, con distancia.
La venda en la cara me impide
Por momentos mirar hacia delante.

Inútil como un perro lazarillo ciego,
Insignificante como un pez en el mar
Solitario como la luna y el sol
Vagabundo como un huerfano en Navidad,
Buscando una mesa donde cenar.

Aprendí a estrellarme contra el mundo,
Pratico para aprender a levantarme,
establecí un código absurdo
en el que sólo cuenta lo que no se ve.
Y así va mi rebeldía en demasía.

No consigo adaptarme al mundo
Tal vez por egocentrismo prefiera
Pensar que no se adapta el a mí.
Y mi cara refleja la imagen
Que el espejo le devuelve, cansada y ojeriza.

Estoy harto de ver trepar siempre a los malos,
Caerse a los dignos y callar a los honrrados,
En la carrera de la vida todo es válido,
Nunca habrá reglas, sólo zancadillas,
Encontrarás las perlas entre el lodo
Y la basura encaramada a la cima.

No hay comentarios:

Publicar un comentario