miércoles, 10 de julio de 2019

En ocasiones, las menos, te rodeas de la infantil ingenuidad de un entusiasta soñador, y quieres que Le salga bien, que ocurra lo que a ti a su edad, te haría ilusión, y aún sabiendo q es inviable, te dejas arrastrar por su inocencia, quieres pensar que a él Le puede funcionar,  permites que tus ilusiones se reflejen en el, y sigues imaginando que podría ser genial, por tu ilusa imaginación Innata...
Pero ya no eres un niño, la ingenuidad fue pisoteada por la realidad  tiempo atrás, y de poco sirve la solidaridad romántica, y de repente tu malicia, tu intuición, tu malpensar emerge y te dá en la cara... Y nos dá en la cara, y, como siempre, emerge el dolor y la decepción, y aunque estabas en preaviso, de guardia, y curtido en mil batallas, te quedas absorto en esa ilusión dolorosa con expectativas de nada. Y vuelve a doler, y vuelves a perder, pero no puedes reclamar porque, encima, fue clara, directa y sincera. Pero no puedes evitar las lágrimas... Que resbalan por tu todavía corazón de infante, 
Y aún así te empeñas en estrellarte, pq sino no serías tú, serías un mal actor que interpreta tu peor papel. 

1 comentario:

  1. Son momentos en que arriesgamos y cuando es posible lo hacemos imposible

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